Conciertos de Navidad

Se acercan las últimas semanas del año y esto nos anuncia que la Navidad está cada vez más próxima y que pronto empezarán a sucederse los conciertos navideños. ¡Qué emoción cuando nos subimos todos y todas, seamos pequeños o mayores, a una escenario a hacer esa música que hemos ido aprendiendo y trabajando los últimos meses! ¡Qué alegría ver a los familiares, a los amigos y amigas, con una sonrisa deseando escucharnos y darnos un fuerte aplauso! Porque los conciertos son esos pequeños espacios de magia atemporales, donde siempre ocurre una explosión de emociones y conexiones que queda guardado para toda la vida. 🥳 👏🏻 ⭐

En mi caso, hoy y mañana abordaré tres conciertos de Navidad con mi alumnado. Los tres serán conciertos de grupo y lo cierto es que todos estamos muy entusiasmados con que llegue el momento de compartir toda esa música que hemos ido aprendiendo durante el trimestre. ¿Os habéis parado alguna vez a pensar qué es lo que supone subirse a un escenario? ¿Lo que sucede en nuestro cerebro, en nuestro cuerpo y en nuestro alma llevándonos hacia esta vivencia?

Os cuento un poco lo que creo que sucede según mi experiencia:

  • Supone alcanzar un objetivo a largo plazo. Un concierto siempre es una fecha que está en un futuro, hasta que pasa al presente. Una vez llega, todo ese tránsito temporal ha conllevado un aprendizaje, un trabajo, un desarrollo, una superación y una maestría.
  • Poder abordar un repertorio específico hace que aumente nuestro amor propio y autoestima, además de comprender la importancia de la perseverancia, que en parte es la que nos conduce a la mejoría.
  • Comprendemos que un objetivo marca un camino y que, aunque la meta (el concierto) es en sí un aliciente, lo más importante es lo que sucede durante el camino y cómo disfrutamos el viaje que hemos decidido emprender.
  • La música ayuda a socializar. Es un lenguaje común que compartimos entre todas las personas que formamos parte del grupo. Si nos escuchamos, respetamos y trabajamos en equipo habremos conseguido que la música sea una herramienta de comunicación muy potente.
  • No hay una mejor forma de enganchar y motivar a los jóvenes músicos que ver y escuchar a otros músicos en acción experimentando vivencias similares.
  • En un escenario podemos encontrarnos con alumnado muy avanzado y otros que llevan apenas unos meses. Cada uno tiene su tarea específica dentro del grupo y todos aprenden a trabajar en armonía y de acuerdo a su nivel y aportación. Es un proceso de aprendizaje personal sobre el respeto hacia los demás.
  • Un concierto cuenta con un feedback directo. Es decir, tocamos y recibimos el aplauso de aquellos que han venido a escucharnos. El aplauso supone una dosis de adrenalina que nos hace querer tocar más.
  • Un concierto exige atención y concentración. Es maravillosos sentir ese trabajo interno que muestra cada intérprete para dar lo mejor y máximo de cada uno.
  • Aprendemos un código de conducta: respetamos el silencio, los turnos, escuchamos y somos cuidadosos de no alterar el discurso del concierto.
  • En el escenario surge una magia única, una sinergia especial: nos movemos, nos emocionamos, nos comunicamos, nos sentimos, nos escuchamos y nos vemos: imaginamos y creamos.

Estos son algunas de los motivos por los que encuentro tan especial que los niños y niñas toquen en concierto, porque además de ser un objetivo, un foco, es un espacio de creación, de aprendizaje y de superación que nos hace dar dos pasos hacia adelante. Es importante alentar al alumnado a participar en estas muestras musicales, pero jamás obligar, debemos entender que cada persona es única y a veces puede sentir que no es el momento para subir al escenario. Si esto llega a suceder, no pasa absolutamente nada, se respeta el ritmo y el alumno o alumna escucha como oyente el concierto. ¡Ya habrá más oportunidades de compartir!

¿En vuestro caso, cómo afrontáis los conciertos? ¿Cómo lleváis los momentos previos? ¿Habéis experimentado una subida de adrenalina después de los primeros aplausos? ¿Pasáis nervios? ¿Cómo veis a vuestros hijos e hijas? ¿Cómo se sienten? Os leo. 🎄. 🎻 😊

2 Comentarios »

  1. A mi hijo pequeño (6 años) los conciertos le dan subidón!! A mi otro hijo, que es un poco más mayor (10), le empiezan a dar más respeto aunque una vez que está en el escenario todos sus temores desaparecen! 😊

  2. Mi hija está deseando tocar en un concierto. Supongo que cuando sea un poquito más mayor, lo afronte desde la responsabilidad y ya será otra cosa. ¡¡Feliz Navidad Lucía!!

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