Shinichi Suzuki

Shinichi Suzuki tuvo muy claro que el hombre era hijo de su entorno más directo. Su infancia la pasó rodeada de violines ya que su padre, Masakichi Suzuki, era poseedor de la fábrica más importante de este instrumento en Japón. Sin embargo, su inicio en la práctica con este instrumento fue tardía ya que su padre le convenció para que estudiara en la escuela de comercio y así poder ayudar directamente en el negocio familiar. Durante sus años de estudio y trabajo en la fábrica aprendería una lección importante: «carácter primero, habilidad segundo».

Sus primeras lecciones de violín fueron de la mano de Mrs Ando. Posteriormente, el marqués Tokugawa -amigo de la familia Suzuki-, le ayuda a emprender su viaje a Alemania, donde conoce a quien fue su mentor y profesor: Klinger. Fue durante sus ocho años de estancia en Berlín donde se forma como violinista. Allí conoce la belleza del arte y la música, y se rodea de personas que le influyen de manera positiva para el resto de su vida. También en Berlín encuentra el amor; conoce a la que le acompañará el resto de su vida: Waltraud.

Ya de vuelta en Japón, en 1929, Shinichi y sus hermanos forman el Suzuki Quartet, cuarteto con el que desarrolla una importante labor camerística en Japón. Al mismo tiempo, comienza a impartir lecciones individuales de violín y fue entonces, con 33 años, cuando da con la clave de lo que sería su metodología: todos los niños japoneses hablan japonés.

Llega a la conclusión de que todos los niños tienen la capacidad de desarrollar sus aptitudes musicales al mismo nivel de destreza que su lengua materna siempre y cuando se den las siguientes condiciones: comienzo a una edad temprana, un ambiente adecuado y motivador, un método educativo cuidadoso y detallista, un compromiso con la práctica en casa y buenos referentes.

Su proceso de desarrollo de la metodología estuvo muy afectado por la II Guerra Mundial. La guerra le influiría enormemente a la hora de transmitir sus valores a sus alumnos porque un niño que amara la música nunca podría amar la guerra. Se propuso que su labor pedagógica debía contribuir al crecimiento de una sociedad más cívica, pacífica, sensible y humana. Tras la guerra se instala en Matsumoto, lugar donde finalmente fundaría en 1945 el Instituto de la Educación del Talento, que da comienzo a lo que hoy conocemos como Método Suzuki.

A partir de este momento la labor pedagógica de Suzuki empieza a ser reconocida por pedagogos, educadores y músicos de todo el mundo. Pronto se extiende a otros instrumentos como el piano, de la mano de su cuñada Shizuko Suzuki, y el cello, con Yoshio Sato, alumno de Pau Casals. Posteriormente sería el turno para la flauta, viola, arpa, contrabajo, guitarra y voz.

Primero en América y luego en Europa, el Método Suzuki se va dando a conocer por todo el mundo gracias al trabajo y amor de Suzuki, a la ilusión de los niños y niñas, al esfuerzo y dedicación de las familias y a la labor de los profesores especialistas. Su metodología trasciende porque está cimentada sobre los pilares de una filosofía que tiene por objetivo final hacer un mundo mejor.

«Todos hemos nacido con un gran potencial y, si nos esforzamos, todos podemos llegar a ser grandes seres humanos y adquirir talento y capacidad«

Shinichi Suzuki