La adolescencia

Hacía tiempo que quería tratar el apasionante tema de la adolescencia. ¿Recordáis ese periodo de transformación de nuestras vidas donde se produjeron los procesos de maduración biológica, psicológica y social que nos condujeron hacia la edad adulta? Quizás estés justo rememorándola porque tienes hijos o hijas en estas edades y esto, además de traer muchos quebraderos de cabeza, te anima a hacer un viaje a tu propio pasado.

La adolescencia es un periodo largo, mucho más de lo que pensamos. Debido al importante crecimiento psicológico y social que se produce en estos años, tiene más sentido considerar los años de este momento vital como una serie dividida en tres etapas: adolescencia temprana, que es la comprendida entre los 10 y los 13 años; la adolescencia media, entre los 14 y 16, y la adolescencia tardía, entre los 17 y 20 años. Así que,… unos 10 años de nuestras vidas los pasamos en este periodo de transformación tan caótica como necesaria para formar nuestra identidad como personas. No solo nos desarrollamos física, sino también intelectual, emocional y socialmente:

  • Desarrollo físico: La pubertad es el momento en el que se producen los cambios biológicos más visibles de la adolescencia. Aproximadamente en la adolescencia media, si no antes, se completa la mayor parte del crecimiento fisiológico de los jóvenes.
  • Desarrollo intelectual: La mayoría de los niños y niñas entran a la adolescencia todavía percibiendo el mundo a su alrededor en términos concretos: las cosas son correctas o no, buenas o malas. Raras veces ven más allá del presente, lo que explica la incapacidad de los adolescentes jóvenes de considerar las consecuencias que sus acciones tendrán a largo plazo. Al final de la adolescencia, muchos jóvenes han llegado a apreciar las sutilezas de las situaciones e ideas y a proyectarse hacia el futuro. Su capacidad de resolver problemas complejos y sentir lo que los demás piensan se ha agudizado considerablemente.
  • Desarrollo emocional: Los adolescentes quieren reafirmar su independencia. Esto les exige alejarse de la relación con sus padres. La marcha hacia la autonomía puede tomar muchas formas: menos afecto expresivo, más tiempo con los amigos, desafío de los límites, etc.
  • Desarrollo social: Hasta ahora, la vida de un niño se ha desarrollado principalmente dentro del entorno familiar. La adolescencia mira más hacia fuera y busca encajar y formar parte de un círculo social diferente al del familiar.

La relación del adolescente y sus padres/madres

Buena parte de este periodo consiste en la búsqueda de independencia y autonomía. Esto se traduce en un distanciamiento, no falto de tensiones, en la relación con los padres/madres. El entorno de identificación del niño durante la infancia es el núcleo familiar, pero cuando comienza la pubertad y comienza esa desconexión, la relación entre padres e hijos cambia: el hijo quiere alejarse para buscar su propia identidad y los padres tienen que asumir que, a pesar de no contar con los recursos ni con la suficiente experiencia, su hijo necesita más independencia para desarrollarse como individuo. Esto es una fuente habitual de conflictos en el ámbito familiar.

Los padres han de entender el proceso que están experimentando sus hijos: aceptar la evolución, potenciar un entorno honesto y de comunicación, ayudar al hijo o hija a entender los cambios que está viviendo y, sobre todo, no olvidar que han de ser ejemplo y seguir educando a través del respeto, la confianza y el cariño. Durante este periodo el triángulo Suzuki cambia consideradamente, y el rol de los padres tanto en el aula como en la práctica, también. El alumno busca autonomía y autosuficiencia en sus prácticas y los padres tienen que adaptarse, saber dar un paso a un lado. Esto no significa que deban desaparecer, puesto que siempre es recomendable que sigan supervisando y estando en contacto con el profesor o profesora, sobre todo en los primeras etapas de la adolescencia.

El potencial del adolescente

Es fascinante descubrir que la adolescencia es una etapa de aprendizaje igual de explosiva y determinante que la primera infancia. Es una época de maduración biológica en la que el cerebro vive las llamadas podas neuronales, en las que analiza conexiones que hasta el momento no utilizaba. Esto es lo que explica que pueden hacer cosas mucho más complicadas y abordar temas profundos que antes no estaban preparados para afrontar. Resulta entonces motivante pensar que estos alumnos y alumnas, generalmente viviendo un periodo de confrontación consigo mismos y con sus familias, tengan la capacidad para poder aprender de manera exponencial. Por ello debemos darles confianza y ofrecerles todas las herramientas posibles para que este proceso de aprendizaje sea lo más provechoso y positivo posible.

Cómo podemos acompañar en el hogar

  • Practica la escucha activa. Dale espacio pero obsérvale y ofrece el apoyo necesario.
  • Evita someterle a juicios y críticas. Recuerda utilizar el lenguaje positivo. Mira mi post sobre este tema.
  • Acuerda con tu hijo límites asumibles y claros.
  • Crea una relación basada en la confianza y en el respeto. Adapta tu discurso a su nivel cognitivo actual.
  • Empatiza y ten presente que todos hemos pasado por esta etapa. Habla con otros padres en la misma situación y encuentra tu red de apoyo en momentos de dificultad.
  • Enseña con el ejemplo. A veces no hace falta explicar nada, solo hay que ser el espejo en el que puedan mirarse. Es difícil tratar que tengan ciertos hábitos o actitudes que nosotras mismas no tenemos.

Cómo actuar en el aula de música como docente

  • Muestra respeto y confianza.
  • Dale herramientas para que lleguen a ser independientes en sus prácticas.
  • Permite que asuman ciertas responsabilidades, por ejemplo en clases grupales y conciertos, y de este modo adquieran más autonomía y experiencia.
  • Ayúdales a que analicen los problemas en la práctica, busquen soluciones y analicen los resultados de las mismas.
  • Ayúdales a creer en su potencial, y a resolver conflictos a través de una actitud positiva.
  • Facilita que expresen sus opiniones mostrándoles un espacio seguro y respetuoso.

Cómo ayudarles en su aprendizaje musical

  • Que lleven el registro de sus prácticas.
  • Que se responsabilicen de los materiales, así como de los horarios de las clases, conciertos, cursos, etc.
  • Que asuman un papel de responsabilidad: en clase de grupo que no sólo ayuden en el aspecto musical sino que asuman más compromiso a la hora de guiar a los más pequeños afinando los instrumentos, ayudándoles con el transporte en caso necesario, colocando banquetas, atriles, resolviendo dudas, etc.
  • Que propongan piezas suplementarias, arcos, digitaciones, etc.
  • Potenciar su inquietud por escuchar diferentes interpretaciones de las obras y saber más sobre los compositores y las piezas en sí.
  • Crear agrupaciones musicales temporales y mixtas donde tengan que fijar un día de ensayo y poner de acuerdo digitaciones, fraseos, arcos etc.
  • Animarles a que descubran intérpretes de ayer y de hoy y se interesen por sus carreras y discografías.
  • Alentarles a que se junten con otros amigos y amigas a hacer música juntos, que acudan a conciertos, talleres, masterclass, cursos, etc.
  • Animarles a que hagan una lista de deseos musicales donde escriban objetivos a corto, medio y largo plazo y ayudarles a ir poco a poco alcanzando estos deseos.

¡Bendita y fascinante adolescencia! Tan llena de momentos buenos como de no tan buenos. Y vosotras, familias, ¿cómo gestionáis este periodo con vuestros hijos e hijas? o como profesorxs, ¿qué consideráis importante a tener en cuenta durante la clase o la práctica en casa? Sin duda, es un momento para sacar a relucir todo el arsenal de motivación con el que contemos. 🌿 🌈 🕵🏼

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